Por: Dra. María J. Lizardo Thiebaud
Lic. Med. Univ. Panamericana
MSc en Inmunología
Trinity College Dublin
Se puede decir que hay tres eventos que revolucionaron por completo a la Medicina como ciencia: el microscopio, las vacunas y la segunda guerra mundial. A partir del desarrollo del microscopio se estudiaron no solo las células del cuerpo humano, sino también los gérmenes. La inmunización es más antigua de lo que uno piensa. Los asiáticos usaban la variolización mucho antes que los europeos, que la pusieron de moda en el siglo XVIII. Por último, la segunda guerra mundial innovó la mayoría de las ciencias. Se estudió al ser humano de manera minuciosa, aunque no de manera ética. Se establecieron nuevas tecnologías y se hicieron nuevas alianzas.
Teniendo esto en cuenta, es lógico pensar que sin ellos, la vida en la actualidad no sería la misma. Y en estos momentos, la inmunización nunca había tomado tanta importancia.
La cartilla de inmunización según la OMS pide la aplicación de alrededor de doce vacunas desde muy temprana edad. Se pueden sumar más vacunas dependiendo de si las personas realizan viajes a países donde hay enfermedades endémicas, como la fiebre amarilla. Las vacunas que se han desarrollado son en contra de enfermedades a) muy infecciosas, como las infecciones virales; b) que traen gran morbilidad, como la polio, la hepatitis B y la tuberculosis, y; c) gran mortalidad, como el rotavirus, la influenza, la neumonía por estreptococo, el tétano y la epiglotitis por Haemophilus influenzae tipo B.
Si consideramos la posibilidad de no tenerlas, las consecuencias son predecibles. En EE. UU. y Europa han surgido de manera repentina olas de epidemias de sarampión y meningococo. En países que han sufrido desastres naturales como los huracanes, hay brotes de hepatitis A, cólera, inclusive rotavirus. De igual manera, las malformaciones neonatales por infección materna de rubeola son prevenibles con la vacunación de los niños y las madres. La responsabilidad pues es cada vez mayor.
Esta visión tan tenebrosa es aún más temible cuando consideramos los catorce meses que el mundo ha estado batallando la pandemia por SARS-CoV-2. Se han infectado 171 millones personas y se han muerto ya 3.6 millones de personas. En Honduras se estiman 239,428 infectados con 6,379 muertes al día de hoy.
Sumado a las muertes, las secuelas que deja la infección por SARS-CoV-2 son reales. En la misma línea, es real el impacto económico que tiene la cuarentena, el cierre de escuelas, el cierre de fronteras, etc. ¡La enfermedad no es solo biológica, es también sociocultural!
Aun si las vacunas no estén disponibles para todos en estos momentos, es importante considerar que todos tienen que vacunarse. Tal vez la vacuna no prevenga la infección por SARS-CoV-2, pero si evita que una enfermedad leve progrese a una enfermedad grave o crítica. En palabras más sencillas, las vacunas previenen muertes. Así como la vacuna en contra de la Tuberculosis previene la infección pulmonar grave o la infección del sistema nervioso central, así la vacuna contra la varicela previene enfermedades graves en adultos que pueden ser letales. La vacuna contra la influenza solamente es eficaz por ciertos meses, y es por eso que anualmente se estudia la tendencia de infecciones para ver que tipo de virus de la influenza predomina para así poder fabricar una versión más eficaz de la vacuna. Es decir, la vacuna que se aplicó el año pasado puede no ser eficaz para este año. Pero, aun así, anualmente se debe aplicar.
Las vacunas se deben administrar no solo para limitar la infección en uno mismo, también se aplican para prevenir la infección de dicho microorganismo en personas vulnerables, como los niños, los ancianos, las embarazadas y los inmunocomprometidos.
Así como se compran los seguros de vida, así como se compran los seguros de gastos médicos mayores, así como se invierte en la educación de los hijos, así como se apuesta en la bolsa, es la misma fe la que uno debe poner en las vacunas. Las vacunas son una generosa inversión en la salud propia, en la salud de la comunidad y, como lo ha demostrado el SARS-CoV-2, en la salud mundial. Por eso: hay que invertir en Honduras, hay que vacunarse.
Referencias:
Silverstein AM. A History of Immunology. Londres, 2009: Academic Press. 2/e
Plotkin SA, Orenstein WA, Offit PA & Edwards KM. Plotkin’s Vaccines. Filadelfia, 2018: Elsevier. 7/e
WHO Coronavirus Disease (COVID-19) Dashboard. WHO. Junio 2 2021 [en línea] Junio 2 2021. Disponible en: https://covid19.who.int/table
Coronavirus COVID-19 En Honduras. Secretaría de Salud. Junio 2 2021 [en línea] Junio 2 2021. Disponible en:https://covid19honduras.org
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